¿Puedes verme?
Subimos al coche. Alicia cerró la puerta y
se puso el cinturón de seguridad. Ana estaba sentada a su lado. Sus padres
estaban colocando el último equipaje en el maletero. ¡Nos estábamos mudando por
fin a nuestra nueva casa! La música sonaba de fondo en la radio.
Alicia: ¡Venga vámonos!
Ana: Estoy impaciente por ver
nuestra nueva casa ¿y tú?
Alicia: Claro que sí, me muero de
ganas.
Llegamos a nuestro deseado
destino y sacamos las maletas del coche y entramos en la casa.
Alicia: Quiero la habitación más
grande.
Ana: No, esa es para mamá y papá.
Alicia: Bueno…entonces quiero
ésta – dijo señalando una de las habitaciones mientras corría para instalarse
en ella lo antes posible.
Ana: Bueno, pues entonces aquella
para mí – comento mientras entraba en otro dormitorio.
Tras haber colocado todas las
cosas en nuestras habitaciones….
Alicia: Tengo mucha hambre.
¡Vamos a cenar!
Ana: Ok, veamos lo que hay en el
frigorífico, mamá y papá estuvieron comprando ayer para tenerlo todo a punto.
Alicia cogió unas empanadillas y
Ana la botella de leche.
Ana: Voy un momento al baño.
Alicia: Vale, no tardes que
quiero que comamos las dos juntas por primera vez en nuestra nueva y bonita
casa, por favor.
Ana sale de la cocina.
Alicia: Estoy comiendo
empanadillas. ¿Te apetecen? – preguntó elevando la voz lo suficiente para que
la pudiera escuchar Ana desde el baño.
Las luces de la cocina empiezan a
apagarse y encenderse de forma intermitente.
Alicia: ¡Ana, deja de bromear!
¡Vas a fundir las bombillas! ¡Se lo diré a papá y a mamá!
Ana:¡¿Qué?!
Alicia mira detrás de ella.
Alicia: ¿Ana….?
En ese momento Ana entra en la
cocina.
Ana: Ha sido Samara. No te tengas
miedo.
Alicia: ¿Quién es Samara?
Ana: La niña que había en el
recibidor de la casa cuando entramos.
Alicia: ¡¿Quién?!
Ana: ¡Sí! Ahora se ha ido a mi
habitación. ¿Quieres conocerla?
Alicia: No seas ridícula. No
dices nada más que tonterías. ¡No soporto tus bromas!
Ana: No estoy bromeando, estoy
diciendo la verdad.
Cuando las dos chicas entraron en
la sala de estar, Ana gritó.
Ana: ¡Ten cuidado! Ella está
aquí. Se ha sentado en el sofá.
Alicia: ¡Ana, me estás
asustando!- gritó enfadada.
Ana: Pero es la verdad, la estoy
viendo, nos está sonriendo e invitándonos a sentarnos con ellas.
Alicia: Lo que estás diciendo es
imposible. ¡No hay nadie aquí! ¡Deja de hacer lo que estás haciendo! ¡Estoy muy
asustada!
Ana: Vale…Supongo que tienes
razón y es que me encuentro muy cansada. Voy a acostarme.
Alicia: Yo también - se apresuró
a decir siguiendo a Ana.
Mientras dormía, Ana pudo sentir
como algo intentaba tirar de las sábanas y despertarla. Se despertó
sobresaltada y muy, muy asustada y llamó a Alicia.
Ana: ¡Alicia, Alicia!
Alicia: ¿Qué pasa, Ana?- preguntó
mientras llegaba apresurada a su habitación.
Ana: Algo extraño sucede en esta
habitación.
Alicia: Ana, no te preocupes.
Mañana por la mañana todo será diferente. Me quedaré contigo, ¿vale?
Ana: Sí, por favor. No quiero que
mamá y papá se despierten y se preocupen.
A la mañana siguiente mientras
estaban preparando el desayuno, Ana puso tres platos t tres vasos en la mesa.
Alicia: ¿Quién desayuna con
nosotros? Papá y mamá ya se han ido al trabajo.
Ana: Samara
Alicia: ¡¿Otra vez con lo mismo,
Ana?!
Ana: Ella quiere comer con
nosotras.
Alicia: Ana, estás empezando a
preocuparme seriamente, creo que te estás obsesionando con este tema. Tenemos
que hablar con alguien que sepa algo de esta preciosa casa.
Ana: ¿Qué tal si le preguntamos a
nuestros vecinos?
Alicia: Ok
Las dos hermanas tocaron al
timbre de la casa de al lado. Viendo que no respondía nadie, decidieron tocar
con los nudillos en la puerta, pero antes de poder hacerlo la puerta se abrió
de repente.
Ana: Hola
Emma: Hola
Ana: Acabamos de mudarnos a la
casa que hay al lado. ¿Sabes algo algo sobre ella?
Emma: Entrad, por favor.
Entramos en la casa y la seguimos
hasta la sala de estar.
Emma: ¿Qué os ha ocurrido
exactamente?
Alicia: Ella – comenzó señalando
a Ana – dice que hay una niña en la casa.
Emma: ¿Te ha dicho cómo se llama?
– preguntó mientras miraba a Ana.
Ana:¡Sí! ME ha dicho que se llama
Samara. ¿La conoces?
Emma: Sí, era la hija de la dueña
de mi casa. Ambas murieron en un accidente de coche. La gente que entra en la
casa puede ver a las dos.
Ana: Pero yo sólo he visto a la
niña pequeña.
Emma: Es normal. Cuando pasas
unos pocos días en esa casa sólo ves a la niña, pero cuando permaneces más
tiempo en la casa puedes ver a las dos juntas a la vez....
Alicia: Pero si están muertas.
¿Cómo es que mi hermana puede ver a Samara?
Emma: Vuestra casa es una casa
encantada. Debéis marcharos tan rápido como podáis. ¡Es peligrosa! Si os
quedáis más tiempo, sufriréis el mismo accidente que ellas. ¡Sacad todas
vuestras cosas de ahí y marchaos ya!
Ana Alarcón Jiménez
BAJO LA TUMBA
Una noche, un hombre se encontraba durmiendo y oyó el sonido de una niña
pequeña. Fue a mirar por los largos pasillos de la casa. Se giró y vio
una sombra
andando hacia el desván. El hombre también subió y se encontró con una
tumba
donde estaba estrito R.I.P Samara Morgon. Motivo de muerte sus padres.
Era una mala chica como el
diablo. Al mirar atrás, se encontró a una chica diciendo:
-
``Nunca mires atrás´´
Sonó un sonido chirriante al
final del desván. Fue a mirar y se
encontró a Samara Morgon que lo cogió y lo partió por la mitad.
Juan Francisco Cerdán
2/6/1966 California.
Era una noche nublada; un
hombre paseaba por las calles de California. Se metió en un callejón sin
salida. Algo o alguien pasó por detrás de él .Miró hacia atrás. Una enorme
sombra con un cuchillo en la mano lo apuñaló y salió corriendo.
El hombre se refugió en la
primera casa que vio; estaba abandonada y, lo que él no sabía, es que la casa estaba encantada.
Cerró todas la ventanas. Tenía la
sensación de que lo vigilaban; de repente, unos pasos sonaron en la planta de
arriba. El hombre cogió un palo que se encontró en el suelo y subió
sigilosamente hacia arriba. Entró a una habitación en la que las sábanas
volaban. Las destapó y algo saltó, cogiéndolo del cuello.
Era un payaso; le sonreía
hasta que sacó una enorme fila de dientes. El hombre lo golpeó con el palo y
salió corriendo. No encontraba la salida; parecía que el payaso había
bloqueado todas las puertas y ventanas pero...¡POM! Alguien estaba en la
cocina. Se asomó a mirar y, de repente, era otra vez el asesino en serie que lo apuñaló.
Tuvieron una gran pelea hasta que el asesino lo mató.
Fue a la planta de arriba a
ver si encontraba alguna ventana pero, un ruido muy fuerte sonó en una
habitación. No había nada ni nadie pero el mismo payaso salió de la cama y
estaba llorando ¡Lloraba sangre! Se abalanzó hacia el hombre, con su boca
abierta llena de afilados dientes pero…
¡RING!¡RING! Sonó el
despertador. Todo había sido un sueño.
Ramón Jesús
Saldaña
EL CASTILLO DE LOS GRITOS
No hace mucho tiempo, un grupo de chicos encontró un castillo en ruinas.
Unos días más tarde, los cinco chicos
fueron a investigar.
Mientras iban de camino, se encontraron con un señor que les dijo:
- ¡Tened cuidado chicos! Ese castillo es
peligroso. El espíritu del asesino que mató al antiguo rey sigue por aquí...
Los chicos se asustaron, excepto John que les dijo:
-¿En serio vais a creer a ese pirado? Solo
quería darnos miedo.
John les convenció y entraron al castillo.
Cuando estaban todos dentro, la pesada puerta de madera se cerró con un
fuerte golpe. Todo el castillo retumbó con el golpetazo.
Los chicos empezaron a buscar cuando, de repente, un tremendo grito les congeló
la sangre.
- ¡Vayámonos de aquí! Esto es terrible.
-Sí, es mejor que nos vayamos.
Cuando fueron a abrir la puerta, otra vez el horrible grito les dejó de
piedra. Se dieron cuenta de que la puerta no se podía abrir.
-Estamos encerrados. -dijo Julia-
-Entonces, hay que ir a ver de dónde
proviene ese grito...-añadió Dalas-
Mientras subían unas escaleras largas y estrechas, de nuevo el grito
sonó y retumbó; estaban cerca...
Al final de las escaleras, una puerta entornada dejaba ver una suave
luz.
Roberto, que iba el primero, miró a sus compañeros y estos asintieron
con la cabeza. Entraron poco a poco, muy despacio y salieron todos muy rápido.
-¿Habéis visto lo mismo que yo?-susurró
Tailor -
-Sí, había una persona transparente.-respondió
Roberto-
La persona transparente salió de la habitación y los vio. Segundos
después estaban corriendo con el fantasma detrás. Entonces Julia se acordó de
una cosa.
-Chicos, seguidme.
Todos corrieron detrás de ella hasta llegar al vestíbulo donde Julia
cogió una piedra lila con un papel que decía:
ME NECESITARAS, AGÍTAME. Julia la
sostuvo en su mano y la agitó con todas
sus fuerzas. Al momento, el asesino fantasma desapareció.
-¿Qué es eso?-preguntó Dalas-
-No lo sé -dijo Julia - Lo vi cuando
entramos y me acordé cuando nos perseguía el fantasma asesino.
-¿Y no se te ocurrió cogerla
cuando la viste?-dijo John-
Julia se encogió de hombros.
-Bueno, al menos estamos a salvo.- dijo
Dalas-
-Salgamos de aquí-añadió Roberto-
Los niños salieron de allí sanos pero el asesino seguía allí, aunque no
se viese...
Eire Iglesias Rodríguez.
EL
PANTEÓN
Un hombre que iba por un camino muy oscuro y tenebroso, llevaba consigo
una capa negra y una pala.
Al verlo, decido seguirlo; desde lejos, lo observo y siento que se ha
percatado de mi presencia. Me escondo con frecuencia para no ser visto. Al llegar a su destino,
veo que el lugar era el gran cementerio de la ciudad donde se escuchan los
aullidos de los lobos y los sonidos de las luciérnagas.
Los árboles se mueven por el fuerte viento, tomando formas de
personas y de animales en medio de la
oscuridad. Mi cuerpo se llena de
miedo y entra en mí un escalofrío impresionante.
Veo que el hombre empieza a
cavar y, justo a su lado, hay algo grande con forma de persona, envuelto en mantas negras. Entra más el miedo en mí. El
hombre se gira y me ve.
Se acerca a mí y me da con la pala.
De repente, me despierto y veo que sólo ha sido un sueño, producto de mi imaginación.
Josué Bonilla Quintero
PAYASO ASESINO
Hace cuatro años había dos niñas llamadas
Angy y Laura que vivían en Almería, una ciudad muy pequeña.
Una
semana normal y corriente, secuestraron a un niño. Ya llevaba dos años desaparecido y no había
ni un solo rastro de él. Poco tiempo después de la desaparición, una niña
apareció sin cabeza detrás de su casa. Nadie sabía nada de lo que estaba
ocurriendo. A la semana de esto, dos
hermanos desaparecieron y, un mes después, aparecieron descuartizados. Cada vez
más niños iban desapareciendo y había más asesinatos.
Laura y Angy estaban muy preocupadas, ya
que las próximas podrían ser ellas. Al cabo de un mes empezaron a suceder cosas
extrañas; trece curas habían muerto por intoxicación; a Angy y a Laura les
parecía extraño que fuese trece y no menos por lo que decidieron investigar. En
Google decía que el número trece es el número del diablo.
Pasaron los meses y seguían las
desapariciones, aún no se sabía nada pero, un día, no os creeréis lo que vieron
Angy y Laura. Las dos habían quedado para hacer un trabajo. Angy empezó a
escuchar ruidos en su sótano, por lo que decidió bajar. Laura, que tenía miedo,
decidió esperar arriba. Cuando Angy bajó al sótano no podía creer lo que
estaban viendo sus ojos: ¡era el payaso asesino! Angy corrió y gritó todo lo
que pudo pero el payaso la atrapó. Laura, al ver que no podía hacer nada,
intentó huir y el payaso no la atrapó.
Laura no contó nada a nadie, Sólo dijo que
no sabía nada. A la semana de la “desaparición de Angy " la encontraron en
su sótano descuartizada con un mensaje escrito en su tripa que decía: "No
me encontraréis jamás, así que dejad de buscar ".
Un día, Laura llegó del colegio; en su
puerta le habían dejado una carta que ponía: "Me parece muy buena tu
decisión de no contar nada". Laura, mientras la leía lloraba; no sabía qué
hacer.
A
los tres meses de la muerte de Angy, un 31 de octubre, encontraron a la madre,
al padre y a la hermana de Laura muertos de cinco disparos. A Laura la llevaron
a un orfanato donde la maltrataban. Laura ya no podía más después de que
hubiesen matado a su mejor amiga y a su familia. Laura se suicidó. La
encontraron ahorcada. Hoy en día el payaso sigue suelto y lo único que se sabe de él es que tenía el pelo pelirrojo.
Angy Baeza Capel
EL
PAYASO JUSTICIERO
Erase una noche muy
oscura en que un payaso pasaba por un callejón sin luz donde había perros con
rabia, ratas de cincuenta centímetros y mucha basura. Al payaso lo llamaban “El
payaso justiciero”, no sé por qué lo llamaban así. Era alto, grande y de
aspecto aterrador, con una sonrisa grande como la de Joker y roja como la
sangre.
Un día con niebla, el payaso cogió sus
globos mágicos para la noche de Halloween. Globos de todos los colores para
hacer magia, una magia aterradora como su cara.
El payaso tenía muchos amigos payasos tan
grandes como él. Formaban un b
Grupo de payasos
justicieros que, aunque daban mucho miedo al pasar, siempre ayudaban a la gente
cuando los necesitaban. Lanzaban sus globos mágicos; los globos explotaban en
el lugar escogido y, solo hacían daño a la persona que estaba haciendo algo
malo. Pero si alguien moría, los payasos hambrientos se lanzaban rápidamente a
devorarlos.
Bilal Bensaadoun
HALLOween
Érase una vez un grupo de
amigos que fueron a por dulces una noche de Halloween. Todos iban disfrazados
de vampiro, de hombre lobo, de
esqueleto, de zombi…
Pasaron por una calle escalofriante, con
telarañas, arañas, ruidos extraños…
Uno de los
niños llamado Alex, que no tenía miedo a nada, o por lo menos eso decía,
tocó a la primera casa que encontró. Nadie pensaba que iba a ocurrir nada fuera
de lo normal; tampoco es que fuera algo que se viera todos los días. De
repente, se abrió la puerta. Lo extraño es que se había abierto sola.
-
¿Pero qué hacéis ahí parados? ¡Vamos a
investigar! Exclamó Alex mientras que sus amigos se morían de miedo.
-
No… No creo que sea lo mejor. Contestó Ana.
Alex entró sin importarle lo que dijera Ana.
Todos fueron detrás de él con una linterna y con mucho pánico. Se escuchaban
gotas de agua chocando contra el suelo, risas al fondo...
La casa era muy antigua y vieja, en ella
había cosas como: estatuas de gatos por todos los rincones; en el recibidor,
una escoba marrón y con pinta de que nunca había sido lavada; en la cocina, una
olla bien grande con sopa verde y con bultos; también había cuadros de
calaveras y un frío de muerte, nunca mejor dicho.
De repente, salió de la nada una bruja tan
vieja como la casa y fea como nadie. Estaba llena de verrugas por toda la cara,
con un solo diente, una capa negra, un gorro puntiagudo negro y con un olor con
pinta de que no sabía lo que era la ducha.
-
¡¡Ahhh!! Gritaron todos a la vez.
-
¡Hola niños! ¿Qué buscáis? Susurró la bruja
anciana.
-
¿Queréis dulces? Tengo muchos en esta
cajita. Respondió la bruja.
-
No… gracias, pero ya nos vamos… adiós. Contestó
Carla.
-
¡Oh, qué pena! ¿ya tan pronto?
-
Lo sentimos… adiós.
Todos salieron disparados a la calle como
un rayo de luz. A partir de ese día, nunca más volvieron por allí, ya que esa
bruja, como decía Ana, podía haberlos almorzado. Y colorín colorado este cuento
ya ha acabado.
Laura Gázquez
La mans¡ón encantada
Érase
una vez, en el centro de un parque cualquiera,
una mansión que la gente pensaba que era normal, aunque no lo era.
Un
día en el colegio La Diosa del Mar, los niños de 6ºA estaban en el aula
matinal.
- Buenos días. -dice Kay -Feliz Halloween, ¿qué queréis hacer esta noche?.
Si queréis, podemos quedar.
-Vale, pero tengo que decir a mis amigos que
no puedo ir con ellos. -Dice Barry.
-Nosotras también podemos. -Contestan Susan,
Ginny y Clara a la vez.
-Vamos Emilio, ven tú también. -Dice Javier,
animando a Emilio.
-Vale, yo también voy.
- ¿Dónde podemos quedar? -Pregunta Emilio.
- Podemos quedar en el Parque de las maravillas. - Responde Kay.
Después del colegio Kay mandó un enlace por Musical.ly que decía:
“Hola, se me olvidó decir la hora a la que quedamos. Hoy en el parque de
las maravillas a las 20:30, en la mansión”.
A continuación, todos se disfrazaron. Dos horas después, se encontraron
en la mansión.
- ¿Habéis visto qué decorado está el parque? -Pregunta Kay. - Entremos
en la mansión. ¡Vamos! No pasa nada.
Pero lo que ellos no sabían era que esa mansión en Halloween estaba
encantada. Mucha gente había entrado y no se la había vuelto a ver en Town
City.
- No creo que sea buena idea. - Dijo Barry.
- ¡Barry tiene miedo!, ¡Barry tiene miedo! -Decían Susan y Clara.
Barry entró lo más rápido que pudo y exclamó:
-¡Guau, está genial preparado. ¡Aaaaaaaah!
- ¿Dónde estás Barry? -Preguntó Susan.
Durante cinco minutos los chicos estuvieron gritando, porque en la
segunda planta, desde abajo se veía una niña. Tenía un vestido violeta y
arrugado, con una muñeca rota en la mano derecha y muy despeinada. Al verla
todos corrieron lo más rápido que pudieron. Al entrar al sótano se volvieron a encontrar con ella.
- ¿Qué es eso que brilla? -Dijo Emilio.
-Soy yo tu peor pesadilla.
¡ Jajajaja ! -Dijo ella con voz de niña pequeña.
- ¡Corred! -Dijo Clara.
Entraron en un cuarto dónde desapareció otro niño, Emilio.
RUnnnn,RUNNNNN-Niños,niños,hola,hola,chao,chao.
- Un payaso con motosierra, ¡AAAAAA! -Dijo Ginny.
Clara y Susan salen por la puerta principal. Fuera se encuentran a Emilio.
Estaba solo.
- ¿Dónde está Barry? -Dice Susan.
-No lo sé, pero sé que esta fue la casa de los Humberlave. Leí un
documental de 1945 que decía que en la mansión de los Humberlave murió su hija
encerrada en el desván de su casa, porque sus padres le encerraron y se olvidaron
de ella. Algunos dicen que escapo y en Halloween su espíritu ronda por el
parque .Otros dicen que no escapo. -Dijo Emilio.
-Espero que estén bien. -dice Clara.
Javier, Kay y Ginny estaban dentro donde se encontraron con la niña que decía:
- ¿Queréis jugar conmigo?
No tengas miedo solo te arrancare la cabeza y jugaremos a los bolos juntos.
Os presento a mi amigo ya
lo conoceréis.
La chica inclino la cabeza. De repente se apaga la luz y suena otra vez.
Runnnnn,runnnn,ruuuuuuuuun.
Se enciende la luz y se encuentra con el payaso, con la motosierra
encendida al lado de la niña diabólica. Los niños bajaron por las escaleras y
se encontraron con Barry.
-Corred a la biblioteca dijo él.
Llegaron a la biblioteca y se abrió un conducto secreto. Encienden la
luz y ven un garaje, con muchos coches. Ellos se esconden detrás de un coche y
se apaga la luz de repente se ve una figura, no se le veía la cara.
-Silencio. -Murmuro Barry.
Se abrió la puerta del garaje y corrieron. La figura se movía rápido,
pero no llego a tiempo para cruzar, los niños sí pudieron. La figura dijo:
- OS ENCONTRARE A LOS
CUATRO.
Los niños se reunieron, se montaron en autobús. Sorprendidos, vieron al
conductor disfrazado de payaso.
- hola, ¿cuántos son? - Dice con voz ronca.
- ¡POR QUE TODO NOS PASA A NOSOTROS!
Sofía Díaz
LA
LEYENDA DEL NIÑO FALLECIDO
Todo
ocurrió un día hace muchos años en un lugar del norte de la provincia de
Almería. Jimena, una mujer de unos 45 años, estaba llegando a casa al mediodía,
después de unas horas de trabajo como solía hacer diariamente.
Al
llegar a casa, encontró la puerta de la casa abierta. Extrañada entró pensando
que habían entrado los ladrones. Al entrar, vio todo en su sitio, y no había
señales de ningún robo. Subió a la planta de arriba, y al entrar en la
habitación de su hijo Dan, lo encontró metido en la cama. Tenía el cuerpo
arañado y una gran cicatriz en la frente. Jimena se preocupó mucho y comenzó a
preguntarle qué era lo que había pasado.
Dan solamente pedía perdón, pero no daba ninguna explicación. De repente, sonó
el teléfono:
-
¡Ring ring!
-
¡Solo faltaba el teléfono! No tengo ganas de hablar con nadie
– Decía Jimena.
Pero el teléfono no paraba de
insistir…. Finalmente, Jimena cogió el teléfono:
-
¿Sí? ¿Dígame?
-
Buenos días, ¿es usted
Jimena, La madre de Dan?
-
Sí, soy yo, dígame.
-
Le llamo del colegio. Soy Diego, el director. Tengo una
terrible noticia, que no soy capaz de explicar. Tiene que ver con su hijo Dan.
-
Si, ya lo he visto. No entiendo qué hace en la casa, debería
estar en el colegio. Está lleno de arañazos, ¿qué ha hecho esta vez?
-
Pero… no sé cómo decírselo, Dan no puede estar en su casa….
Esta mañana, bajando por las escaleras para el recreo, tropezó y… lamento mucho
lo que voy a decirle. Se ha dado un golpe fuerte en la cabeza y Dan ha
fallecido…
En
ese momento, Jimena colgó el teléfono y corrió para la habitación de su hijo.
Al llegar, la habitación estaba totalmente recogida y no había nadie. Jimena no
lo podía creer, solo gritaba:
-
¡Dan! ¡Dan! ¿Dónde estás? ¡Hace un momento estabas aquí!
Desde
aquel día, la gente comenta, que todas las noches se escuchan voces, en los
pasillos del colegio y en la casa de Jimena, de un niño que grita:
-
¡Perdoooooón! ¡Perdoooooón!
Pablo
Rodríguez Amat
LA MUERTE NAVIDEÑA
Erase una vez que en las calles de la ciudad estaba la Muerte Navideña, era el día 24. La Muerte Navideña era fea, con la cara gris pálida pero no se notaba porque llevaba las gafas de Papá Noel, al que había secuestrado.
Todo empezó cuando la Muerte era un niño. Le encantaba la Navidad, pero el día 25 de diciembre de 1922 Papá Noel no le trajo ningún regalo. Al día siguiente vió a sus amigos con un montón de juguetes nuevos y chulísimos. A partir de ese día ya no sería el mismo, sería la Muerte Navideña.
Desde 1922 hasta hoy había estado tramando un plan: encontrar a Papá Noël y secuestrarlo para que no pudiera dar más regalos a los niños....
Papá Noel estaba asustado, no sabía que hacía ahí, él tenía que estar repartiendo regalos. De repente apareció la Muerte Navideña seguida de tres payasos con bates.
¡Por fin nos vemos! -Dijo la Muerte Navideña.
¿De qué hablas? - Preguntó Papá Noel.
¿Te acuerdas del día 25 de diciembre de 1922 cuando no recibí regalos? - Dijo la Muerte.
Sí... ¿Eras tú aquel niño? -Preguntó Papá Noel.
Sí... ¿Por qué?
Así que fuiste tú el que incendió tu colegio...
La Muerte se acercó a Papá Noel, lo miró de reojo y le dijo que se levantara. En cuanto se levantó se le avalanzaron los tres payasos. Y no se supo nada más de la Muerte ni de Papá Noel.
Jorge Sánchez Mellado
Erase una vez que en las calles de la ciudad estaba la Muerte Navideña, era el día 24. La Muerte Navideña era fea, con la cara gris pálida pero no se notaba porque llevaba las gafas de Papá Noel, al que había secuestrado.
Todo empezó cuando la Muerte era un niño. Le encantaba la Navidad, pero el día 25 de diciembre de 1922 Papá Noel no le trajo ningún regalo. Al día siguiente vió a sus amigos con un montón de juguetes nuevos y chulísimos. A partir de ese día ya no sería el mismo, sería la Muerte Navideña.
Desde 1922 hasta hoy había estado tramando un plan: encontrar a Papá Noël y secuestrarlo para que no pudiera dar más regalos a los niños....
Papá Noel estaba asustado, no sabía que hacía ahí, él tenía que estar repartiendo regalos. De repente apareció la Muerte Navideña seguida de tres payasos con bates.
¡Por fin nos vemos! -Dijo la Muerte Navideña.
¿De qué hablas? - Preguntó Papá Noel.
¿Te acuerdas del día 25 de diciembre de 1922 cuando no recibí regalos? - Dijo la Muerte.
Sí... ¿Eras tú aquel niño? -Preguntó Papá Noel.
Sí... ¿Por qué?
Así que fuiste tú el que incendió tu colegio...
La Muerte se acercó a Papá Noel, lo miró de reojo y le dijo que se levantara. En cuanto se levantó se le avalanzaron los tres payasos. Y no se supo nada más de la Muerte ni de Papá Noel.
Jorge Sánchez Mellado
LA
NIÑA GÓTICA
Un día caluroso, una familia se instaló en
una casa en la que había muerto una pequeña niña. Los padres de esa niña la
habían puesto en venta, por lo que la compró otra familia.
La familia compradora estaba muy ilusionada
con la casa pero lo que no sabían es que estaba encantada.
Cuando llegaron, los hijos eligieron sus
cuartos. El niño eligió el cuarto de abajo; la niña, el cuarto donde había
muerto la otra niña y los padres, el del
fondo a la izquierda.
Todos dormían arriba menos el niño. Éste
tenía unos ocho años y su hermana unos cinco. La primera noche la pasaron muy
bien.
Los niños iban a un colegio que había cerca
de la casa. Sus compañeros les decían que, la casa en la que vivían, estaba
encantada pero ellos no se lo creían y lo negaban. Al llegar a su casa, se lo
contaban a sus padres que, por supuesto, lo negaban.
Una noche, las puertas de las habitaciones
de los niños se abrían y se cerraban; era algo un poco extraño. Como no podían
dormirse, se fueron al cuarto de los padres porque estaban asustados. Sus
padres los tranquilizaron y volvieron a sus cuartos.
A la niña comenzó a aparecérsele la niña
muerta y les decía a sus padres que tenía una amiga invisible. Siempre que
llegaba del colegio, subía a una casita que había en un árbol cerca de la casa.
Un día, al bajar las escaleras del árbol, como estaba tan vieja, se rompió un
escalón y se cayó al suelo.
Al no regresar, sus padres y su hermano se
preocuparon por ella; su hermano salió a buscarla y se la encontró en el suelo
inconsciente. Rápidamente, el hermano llamó a sus padres. Vino la ambulancia y
se la llevaron al hospital.
Mientras que estaba ingresada, los padres
recogieron sus cosas para marcharse de aquel lugar.
Meses después, la niña se murió y la
familia se fue lejos de esa ciudad.
Marta Heredia
LA VENGANZA DE GODIEL
Érase una vez un científico loco, muy loco, que se llamaba Godiel. Estaba tan loco que sus experimentos no tenían sentido. Había veces que formaba grandes explosiones que asustaban a sus vecinos, otras eran bombas fétidas que producían un olor tan insoportable que la gente no podía casi respirar. Hasta que llegó un día en el que sus vecinos, cansados de tanto experimento, fueron a buscarlo a su casa, lo echaron de allí y lo desterraron al bosque. Godiel , muy enfadado, tuvo que marcharse, no antes de amenazar a sus vecinos y de jurarles que se vengaría de lo que les habían hecho.
Godiel, triste y enfadado, se fue al bosque y estuvo dando vueltas hasta llegar la noche. Estaba cansado y ya no tenía fuerzas. Hasta que de pronto apareció ante sus ojos una casa vieja y abandonada, en la que Godiel se refugió y la que ya consideró su nuevo hogar.
Fueron pasando los días y Godiel seguía con sus experimentos, en parte feliz porque ya nadie le molestaba con sus protestas. Hasta que una vez, una explosión tan fuerte tuvo lugar, que le arrancó la cabeza. Al principio, Godiel se asustó mucho, pero enseguida se dio cuenta que su cabeza seguía teniendo vida aunque no estuviera pegada a su cuerpo.
“Ja,ja,ja,ja”, se rió y dijo: “Mi venganza ya está servida, los del pueblo se acordarán de mí para siempre”.
Y dicho y hecho, todas las semanas cuando llegaba la noche, Godiel pintaba su cara de blanco y se paseaba por el pueblo con su cabeza en los brazos y la gente salía corriendo asustada. Y así durante varios meses. La gente estaba tan aterrorizada que ni siquiera los niños salían a jugar a la calle. Decidieron entonces los más valientes del lugar en ir a su busca y capturarlo. Pero no volvieron, nunca más se supo de ellos. El miedo fue creciendo en el pueblo y el que se adentraba en el bosque en busca de Godiel no volvía a aparecer. Pero Godiel sí seguía paseándose todas las semanas por el pueblo con su cabeza en los brazos. La gente empezó a
irse a otros lugares, hasta quedar el pueblo desierto. Se convirtió en un pueblo fantasma, que aún sigue existiendo todavía. Nunca hay nadie, y si aparece algún despistado, Godiel y su cabeza se encargan de pasearse de noche por el pueblo y así consiguen que se vaya.
Lo que nunca se supo es lo que les pasó a la gente que entró en el bosque, pues siguen desaparecidos.
Diego Sanmartín Marín
LA VIEJA CABAÑA ABANDONADA
Tenía diez años y mi hermana doce
cuando mis padres decidieron comprar una cabaña, cerca de un bosque en el que
había un hermoso lago.
Como habíamos dejado a todos nuestros amigos atrás,
todo el día lo pasábamos dando vueltas por el campo. Fue así como encontramos
una vieja cabaña y decidimos convertirla en nuestra guarida de secretos.
Con el tiempo, empezamos a escuchar ruidos
extraños cuando empezaba la noche, pero no le prestamos atención porque
pensamos que era por lo vieja que era la casa.
Un día, mi hermana discutió muy fuerte con
mis padres por lo que decidió salir de casa.
Más tarde, mis padres me dijeron que no la
encontraban y si sabía adónde había ido. Yo les respondí que sabía dónde estaba
y que la traería de regreso. Por más que busqué la cabaña, no la encontré.
Pensé que me había perdido por la oscuridad de la noche pero se hizo de día y
jamás volvimos a encontrar la cabaña. Mi hermana había desaparecido
misteriosamente; jamás la volvimos a ver.
Así que decidí viajar por todo el mundo
para poder encontrarla. Fui de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, hasta que
una noche escuché una historia que puso fin a mi búsqueda.
Se trataba de un payaso, una muerta oscura y
un niño que vivían en una vieja cabaña en un extraño bosque.
Azael Martín Arias
NOCHE DE HALLOWEEN
Érase una vez
cuatro amigas inseparables; se llamaban Sofía, Marta, Eire y Natalia. Eran las
mejores amigas del mundo; estaban siempre juntas: en el cole, de vacaciones, en
el parque,… y, aunque se enfadaban, al final seguían siendo amigas. Pero esta
vez la pelea entre ellas fue más fuerte.
Se habían peleado entre ellas por culpa de la
fiesta de Halloween que estaban preparando. Unas querían que fuera en casa de
Natalia; a otras les parecía mejor en casa de Eire. Unas querían preparar
juegos; otras ir por la calle de casa en casa,… En fin, parecía que esta vez la
pelea iba en serio.
Al final, tras
mucho discutir, decidieron hacerla en casa de Natalia. Pero Sofía se enfadó:
-
¡Llevamos planeando esta fiesta mucho tiempo y ahora
vienes tú y quieres cambiarlo todo! – dijo Natalia muy enfadada.
-
¿Pues, sabes qué? ¡No voy a la fiesta! Prefiero quedarme
en casa, que hacer lo que vosotras digáis – exclamó Sofía.
Llegó el día
treinta y uno de octubre. Esa noche era la fiesta. ¡Qué nervios! Después de
salir del colegio, cada una en su casa preparó su disfraz: Natalia de bruja,
Eire de payaso y Marta de demonio. Quedaron a las seis en casa de Natalia para
prepararlo todo. Tenían mucho que hacer: disfraces, juegos, aperitivos, bebida,
música, decoración, películas, etc. Y ahora eran una menos. Por eso, esa mañana
en el recreo, se habían repartido las tareas y cada una sabía lo que tenía que
hacer.
Al llegar a
casa de Natalia, encontraron un sobre en la puerta con tres invitaciones, para
una fantástica fiesta de Halloween que se iba a celebrar a las afueras de la
ciudad. Tenía muy buena pinta: un local muy grande, con buena música, comida y
bebida, juegos, regalos y un montón de cosas más. Desde luego, parecía más
divertida que la fiesta que iban a preparar ellas y además, irían todos los
niños del cole. Hablaron con sus padres para ver si las dejaban ir a esa fiesta
y, tras mucho pelear, al final les dijeron que sí.
Por la noche
fueron a la fiesta; había un montón de gente. Pero había una bruja que a las
tres les sonaba de algo. Al final, se dieron cuenta de que era Sofía. Ella les
pidió perdón y las tres amigas dijeron:
-
¡Claro!- gritando.
Se abrazaron y
empezaron a bailar. Al rato, Marta dijo que iba al baño. Cuando volvió, no
estaba ninguna de sus amigas; estuvo un rato buscándolas, preguntando al resto
de la gente, pero nadie las había visto. Parecía que se las había tragado la
tierra.
Marta no sabía
qué hacer. No las veía por ningún sitio.
A continuación,
anunciaron que iban a sacar algunos aperitivos especiales para la noche de
Halloween. Todo el mundo estaba esperando ¿qué sería aquella comida tan
especial? Empezaron a salir camareros: unos llevaban cuencos con algo que parecían
palomitas, pero eran ojos. En otras bandejas, parecía sushi, pero eran dedos;
trajeron manos a la brasa, pizza de arañas,… ¡Qué asco! Marta no podía más. De
pronto, apagaron las luces y salieron unas camareras vestidas de negro, con
bandejas tapadas. Al levantar la tapa, sobre las bandejas, estaban las cabezas
de sus tres amigas. ¡Ah! Marta salió corriendo, muy alterada y gritando. No
podía ser, tenía que salir de allí.
-
¡Socorro! ¡Ah! ¡Ahhhhh! ¡Son mis amigas! , ¿qué habéis
hecho? ¡Ah!
-
¡Marta! ¡Marta! ¡Despierta! ¡Marta! Venga ¿tienes el
disfraz preparado para ir a casa de Natalia? Venga, llegamos tarde. Hay que
preparar la fiesta.
Todo había sido un sueño… esa noche era Halloween.
Marta Hervás
PESADILLA
¡Uff! Menos mal que me he despertado.
- ¡Mamaaaá!
Mi madre entra en
mi habitación y...
-¡Ahhh! ¡Mi madre es una bruja!
Viene mi hermana y… ¡Es una bruja ¡Pero si mi perra
es …¡una
bruja ¡¡Qué miedo!
Voy andando por
la calle y todos son brujos:
mis vecinos, los
de la tienda del pan, el mecánico,
los camareros de la cafetería pero, ¿qué pasa?
Llamo a mi amiga y cuando la veo:
¡Ella no es una bruja! ¡Menos mal!
Sin darnos cuenta, nos cogen
unas brujas y nos llevan a su laboratorio; nos
atan a una columna y nos agreden porque no queremos tomar un líquido verde
para convertirnos en esqueletos vivientes.
Al final, nos lo
tenemos que tomar y ¡qué horror! ¡somos esqueletos!
De pronto, escucho
una voz: ¡Carla, Carla! ¡ Levántate!
¡Era
un sueño! Bueno, ¡era
una pesadilla!
Menos mal que me ha despertado mi madre y a mi alrededor no existe
ninguna bruja…….¿o SÍ?
Carla y Paula
PREDATOR
¡Hola a todos!
Os voy a contar mi vida. Mi nombre creo que es cazador pero
me gusta que me llamen PREDATOR, queda más épico. Mi padre es un gusano mutante
gigante y mi madre una mezcla de humano y alienígena; de ahí salí yo .
Tengo once años y vivo en Júpiter. Cuando
tenía siete años, como no había nadie como yo, se metían conmigo pero, al cabo
de unos años, ya casi nadie lo hacía. Con diez años empecé a tener poderes
como: invisibilidad, rayos x, visión térmica, superfuerza …
Hay
un deporte que me encanta; es el matafor. Solo se practica en Júpiter. Consiste
en llevar una pelota a otro campo sin que te maten y solo tienes tres vidas. Si
te las quitan, quedas eliminado y otra cosa. Esperad, que me están llamando.
Dicen que, como hoy es Halloween, vamos a
la casa abandonada. Se rumorea que allí hay unas niñas sin rostro aunque eso no
se lo cree nadie, pero vamos a ir porque no tenemos nada mejor que hacer. Bueno, me voy a vestir. Adiós, ya os contaré.
¡NO OS VAIS A CREER LO QUE ME HA
PASADO! :
Estábamos allí Franqlin, Cristofall,
Roselinnn, Gs y yo. Se abrieron las puertas y entramos.
Era un ambiente oscuro, aterrador,
desolado; de repente, sopló una ráfaga de viento y se cerró todo a cal y canto.
Todos nos asustamos mucho y vimos, al final del pasillo, una luz flotando.
Nadie quiso ir, excepto Franqlin que era el más valiente. Entonces fue y, de
pronto, empezaron a salir manos del
suelo que lo cogieron y lo pusieron como una mesa. Vinieron dos niñas aterradoras
y empezaron a comérselo. Todos no quedamos paralizados cuando las niñas se giraron
y tenían la boca llena de sangre. Se
escuchó “¿queréis jugar con nosotras?” Sentí un escalofrío y todos corrimos sin
mirar atrás; de repente, unas manos cogieron a Roselinnnn y se la llevaron. Todos
fuimos a ayudarla pero se cerró una puerta por la que no pudimos pasar. Entonces,
entramos en la primera puerta que vimos, que se cerró rápidamente y encendimos las luces; al instante, supimos
que no era el cuarto más indicado para escapar: ahí había cuerpos sin tripas,
sin cabezas, sin brazos, piernas… Corrimos pero un cuerpo cogió a Cristofall y
empezó a comérselo. Gs y yo corrimos hasta salir de la habitación pero, de
nuevo, se cerró la puerta y Gs se quedó encerrado. Se empezaron a oír gritos y
sentí algo en mi espalda. Eran las… ¡NIÑAS! Me cogieron mientras yo intentaba
escapar. Empecé a llorar y todos mis amigos vinieron. Me contaron que era una
broma por mi cumpleaños; entonces, todos nos pusimos a reír. Fue un día TERRORIFICO.
Alejandro
Rodríguez
solo es un cuadro
El señor del Castillo Tenebroso vivía en Transilvania,
en un paraje oscuro; pocos eran los días en los que el sol brillaba. El
lugar siempre estaba cubierto por
una niebla gris. Desde su castillo, situado en lo alto de una
montaña, se podía contemplar un extenso valle bordeado por un bosque de abetos.
En las noches de tormenta, frio, lluvia y nieve, al señor le gustaba sentarse a
leer y escuchar atentamente los sonidos de la naturaleza, del viento al rozar los abetos del valle, de
la lluvia al caer sobre la hierba y el trueno de la tormenta.
En el verano, con los días de buen tiempo, le
encantaba caminar por el valle y
atravesar el sendero del bosque de abetos. A los habitantes no les
gustaba el bosque, porque decían que en él ocurrían cosas muy raras y que un
demonio maligno vivía entre los árboles.
Una tarde, el señor del castillo paseaba
distraído y, sin darse cuenta de que el sol ya casi se ocultaba tras la montaña,
se metió en el bosque de abetos y la oscuridad lo dominó todo. Enseguida notó
una presencia; era el mal en sí mismo en
forma de demonio. El miedo se apoderó del señor. El demonio se tiró sobre él;
sintió un dolor terrible en su cuello, pues le había clavado un gran cuchillo y sangraba abundantemente.
El señor se convirtió en un demonio
desesperado de sangre humana que deseaba cazar a sus víctimas. Los habitantes, muchas noches, lo vieron
pasear por el valle y, a veces, observaban desde sus casas luces extrañas en
el castillo. Estaban dispuestos a acabar con él, con la maldición de su pueblo,
con el demonio del castillo. Una noche lo persiguieron hasta su castillo y derribaron la
puerta. Iban armados con grandes escopetas y provistos de grandes antorchas. Encontraron
al siniestro demonio en el salón del castillo junto a la chimenea. Todos apuntaron
con sus escopetas, estaban decididos a acabar con él.
El demonio, ante la mirada de horror de los habitantes, se introdujo de un salto en un
gran espejo que colgaba de la pared del salón. Los habitantes corrieron horrorizados
y abandonaron el castillo como liebres.
Al pasar los años, el espejo se convirtió en
un cuadro lleno de telarañas, en el hogar y escondite perfecto de este demonio.
Pasaron doscientos años y, una noche de gran tormenta, una familia llamada Novi
que viajaba en coche, se perdió por unas oscuras carreteras cerca del
Castillo Tenebroso.
El
padre decidió pasar la noche en el castillo para refugiarse de la
tormenta. Y entonces Albert, el hijo más pequeño, dio un grito de pavor al ver
el cuadro que colgaba en la desconchada
pared del salón.
Sergio
Vera de las Heras
Un extraño viaje
Hace varios siglos, en este mismo
lugar, justo debajo de nuestros pies, sucedió un hecho que se cuenta en la
noche más terrorífica del año.
Todo comenzó la víspera de
Halloween.
Claudia iba a celebrar esta
fiesta en casa de una amiga, en Madrid.
Sus padres la llevarían, junto a otras tres amigas, a la estación de tren,
y los padres de su amiga, las esperarían en la estación de su ciudad.
-Portaos muy bien en el tren- le dijo su madre, metiendo ropa de abrigo en
la maleta de su hija.
-Sí, mamá, ya me lo has dicho treinta y siete veces- contestó Claudia.
Sabía que debía hacerle caso a todo lo que le dijera, pues si se portaba
mal, la abuela las acompañaría en el viaje, y le hacía mucha ilusión demostrar
a sus padres que eran capaz de hacer un viaje ellas solas.
-¿Vais a viajar la víspera de Halloween las cuatro solas? Tened cuidado,
cuenta la leyenda…- le dijo su hermano mayor, con la intención de asustarla.
-Cuenta la leyenda, que hay un niño muy pesado- le contestó, lanzándole un
cojín y cerrando su maleta.
Su padre estaba terminando de
meter el equipaje en el coche:
-Venga, hija, nos tenemos que ir ya, no creo que quieras perder el tren-.
Claudia subió al coche.
Sus hermanos/as y su madre se
despidieron de ella desde la entrada:
-Feliz Halloween- le dijo su hermano con una mirada que a Claudia no le
gustó nada.
De repente, un escalofrío
recorrió su cuerpo y le empezaron a sudar las manos.
-¿Estás bien, Claudia?-.
-Sí, son… los nervios del viaje- contestó, forzando un sonrisa.
En la estación, la esperaban sus
amigas. Ninguna de ellas parecía estar nerviosa, y mucho menos, asustada.
-Van ellas solas, por favor, ¿puede vigilarlas un poco?- le dijo el padre
de Claudia al revisor del tren.
-Sí, usted no se preocupe, ya me encargo yo- le contestó.
Las chicas se sentaron donde el
señor les indicó:
-¡Qué emocionante!- exclamó Alicia.
-Y tanto…-.
-¿Qué te pasa, Claudia? No se te ve muy entusiasmada…- le dijo preocupada
Martina.
Claudia se pensó durante unos
segundos si contarles a sus amigas lo que le ocurría. Al final, decidió
hacerlo:
-La verdad es que sí que me sucede algo- comenzó a decir-el viaje me
emocionaba muchísimo, pero no sé si hemos escogido la mejor fecha para
hacerlo…-.
-¡Venga ya! ¿Tienes miedo?- preguntó divertida Alicia.
Verónica le dio un codazo para
hacer que se callara.
-Cuéntanos lo que pasa- pidió Martina.
-Hay una leyenda…-explicó Claudia.
Después, respiró profundamente, y
se dispuso a compartir con sus amigas su preocupación.
-Se cuenta que hace mucho tiempo, varias chicas, en estas fechas, se
subieron a un tren, para ir a Alicante. Una de ellas se quedó dormida durante
el viaje, y al despertar, se encontró sola en el tren. Recorrió todos los
vagones en busca de sus acompañantes, pero no encontró nada. Cuando iba a
rendirse, descubrió que aún le quedaba un vagón en el que no había entrado.
Allí encontró a sus acompañantes pero no como se las esperaba…-.
Martina abrazó a su amiga, a la
vez que Verónica le acariciaba el hombro y Alicia le dedicaba frases positivas.
Pasaron las horas, y las chicas
permanecían cada una con los auriculares puestos, escuchando música o viendo
algún video en la tablet.
Claudia se quitó lo suyos para
colocárselos mejor, cuando escuchó a una señora hablar por teléfono:
-Aún no hemos llegado, estamos en el tren número trece, sí sí- decía.
No le dio tiempo a escuchar más. La mente de Claudia se nubló.
El tren número trece. Unas chicas solas. La víspera de Halloween.
Todo coincidía.
Alicia, Martina y Verónica
apagaron los aparatos en cuanto presenciaron la palidez de su amiga.
-¿Qué sucede?-.
-¿Te duele la cabeza?-.
-¿Necesitas comer algo?-.
-¿Quieres que llamemos a alguien?-.
Sus amigas la ahogaban en
preguntas, pero ella era incapaz de decir nada.
Solo respiraba aceleradamente.
-El tren trece- consiguió decir.
Claudia sentía como subía la
temperatura. Estaba mareada. Aún seguía respirando más rápido de lo normal. De
pronto, aun que intentó evitarlo, se desmayó sobre el asiento.
-¿Qué hacemos?-preguntó Alicia.
-Deberíamos avisar al revisor- sugirió Martina.
-Buena idea- dijo Verónica.
El revisor hizo que pararan el
tren, para poder llevarla a un médico.
No pasaron más de tres horas
hasta que que Claudia estuvo en el médico. Le habían asignado una habitación y
los doctores habían recomendado que se quedara allí hasta que estuviera mejor.
-Esperad fuera, os avisaremos cuando se despierte- les dijo la enfermera.
El amable revisor había decidido acompañarlas.
-Sus padres tardarán tres horas y cuarto en llegar- las informó el hombre.
-Gracias por llamarlos, señor revisor- le agradeció Alicia.
-No hay por qué darlas, necesitáis ayuda-.
Claudia abrió los ojos.
-¿Dónde estoy? ¿Dónde están mis amigas?- preguntó a la enfermera,
sentándose asustada.
-Tranquila, tus amigas están bien, ahora lo importante es tu salud, quédate
aquí, ahora vuelvo, voy a por tú medicina-.
Claudia miró a su alrededor. Se
levantó alarmada. Aún no se encontraba del todo bien, y no había comprendido a
la perfección lo que la mujer le había dicho.
Comenzó a correr por el hospital,
en busca de sus amigas.
Abrió todas las puertas que iba encontrando.
-¿Dónde estáis?- preguntó, sin dejar de correr.
Encontró una puerta con el número
trece, y al abrirla…
-¡Ah!-gritó.
En una mesa, las cabezas de
Martina y Alicia reposaban sobre unas bandejas, y Verónica y Patricia (la amiga
a la que iban a visitar) se las ofrecían. Parecían unas brujas.
Claudia intentó salir, pero la puerta estaba atascada.
Se enredó con una tela de araña y se cayó al suelo. Las brujas se aceraron.
Cerró los ojos. Estaba muy asustada.
-Claudia-escuchó. Parecía la voz de Verónica.
Aunque estaba deseando salir de allí, algo la obligaba a no moverse.
-Claudia-se repitió.
Notó como alguien le ponía la mano encima.
Abrió los ojos y…
Natalia Jiménez
UNA NOCHE DE HALLOWEEN
Mi nombre es Jacob, soy un niño de once años que vive en una casa muy grande
y antigua a las afueras minumbool, un pequeño pueblo del norte de Golco-city. No
tengo muchos amigos, todo esto es debido a que piensan que mi casa es una
casa encantada…… hoy es 31 de Octubre, noche de HALLOWEEN (noche de los
muertos). Mis padres han decorado la casa para la ocasión con telarañas,
calaveras, calabazas, murciélagos………etc.
Me he disfrazado de Momia, ya es media noche y se van acercando niños y niñas
disfrazados a mi casa para el famoso “TRUCO O TRATO”.
A todos en el pueblo les ha encantado como está decorada mi casa, he conocido
a muchos niños del pueblo gracias a esta noche.
Hemos empezado a jugar cerca del cementerio y en un momento del juego
hemos sentido la presencia de un ser de otro mundo, hemos sentido mucho
miedo, pero es la noche de Halloween y todo es posible.
Desde este año celebraremos siempre la fiesta de la noche de los muertos en mi
casa con mis nuevos amigos.
Mario Gil Campoy